Hoy hace 10 años que llegué a España...me parece increible que haya pasado tanto tiempo.
Recuerdo perfectamente los días previos a mi marcha, la mezcla de sentimientos que sentía, que me hacían estar por días contenta por todo lo nuevo que me esperaba y otros con una angustia terrible, pensando todo lo que dejaba. Recuerdo mi último día de trabajo, la despedida de mis compañeras del CAIF y mis niños, mi último paseo por 18 de Julio, mi camino al aeropuerto por la Rambla, intentando retener en mi mente ese mar que tanto me gusta, la despedida de mi familia pensando que en 2 años, luego del Master volvería, subiendo la eslcalera del avión y leyendo ya adentro la carta que me escribió mamá.
Los comienzos fueron duros, como todo en la vida. Me sentía chiquitita en una ciudad tan grande, pero a la vez adoraba pasear por sus calles, encontrando en cada rincón un poquito de historia y arte.
Me entusiasmaba ver todo lo que estaba aprendiendo en el Master y a la vez me sentía orgullosa de mi Facultad de la calle Leguizamón, donde los salones se llovían, pero donde aprendí tanto casi sin darme cuenta, que no tenia nada que envidiarles a mis nuevos compañeros "europeos"
Los españoles me parecían malhumorados, secos y extrañaba el acento y el tono de mi país, pero con el tiempo fui entendiendo que son sus formas, que les cuesta abrirse pero que cuando lo hacen son muy leales y que tambien es parte de vivir en una ciudad donde todo va a mil.
Con el paso de los años, se me han pegado muchas palabras, algunas cotumbres y he aprendido a querer a un país que en definitiva me acogió y me dió una oportunidad. Creo sin duda que Alberto ha tenido que ver mucho en esto. Yo, que creía que jamás iba a poder enamorarme de un español!!!
El, me enseñó que no somos tan diferentes.
Pero a pesar de todo esto, me gusta seguir conservando algo de mi acento, que la gente cuando me escucha hablar me pregunte si soy argentina o uruguaya, disfrutar cada tanto de una pizza o un buen pedazo de carne en "La Mano de Pablo", comer la polenta que me traigo cada vez que viajo y bizcochos en los Reyunos. Y porque no, seguir emocionándome muchísimo cada vez que vuelvo.
Quiero que Lucas a pesar de ser español, aprenda "uruguayo" para hablar con sus tias y abuela y para que tenga en definitiva un poquito de mi.
A pesar que lo podría haber hecho ya hace mucho tiempo, recién ahora he decidido tramitar mi residencia permanente en España. No se si son los 10 años, si es que ya estoy cansada de tener que estar renovando papeles cada cierto tiempo, si ha influido la llegada de Lucas, pero creo que esta claro que no volvere a vivir a Uruguay en muchos años.
El dar este paso, e inclusive el ponerlo en palabras ahora, duele un poco, aflora la nostalgia...en definitiva es mi país....pero como la vida da tantas vueltas, quiero creer que algún día volveré, quizás ya jubilada, Lucas grande y a lo mejor con hijos, y me compraré una casita frente al mar, para mirar el atardecer junto con Alberto, tomándonos, él su taza de té y yo mi café con leche.